Estupendo fin de semana el que pasamos un grupo de 15 peñalaros en el valle de Tena, concretamente en Piedrafita de Jaca, alojados en el albergue “El Betato”.
No estábamos seguros de poder realizar las dos rutas previstas para sábado y domingo debido a las previsiones meteorológicas, que no eran nada halagüeñas; no obstante, nos aventuramos en ello con bastante incertidumbre, tanto es así, que acordamos tomar la decisión final el mismo día de la caminata ya que el tiempo era muy inestable.
La ruta propuesta para el sábado discurría por la Sierra de la Partacua, donde intentaríamos alcanzar la Peña Telera a 2.671 m de altitud y donde veríamos también de cerca Peña Blanca (2.541 m) y Peña Parda.
Después de estar toda la noche del viernes lloviendo, el sábado amaneció de igual forma, aunque con menos precipitación y según las previsiones meteorológicas con tendencia a mejorar a lo largo del día. Nos desplazamos con los coches hasta el aparcamiento de Lacuniacha, punto de partida de la ruta. Comenzamos a andar sin tener nada claro todavía, en función de cómo evolucionase el tiempo, asaltaríamos o no la Peña Telera. Ya casi sin lluvia, nos adentramos en las pistas y sendas embarradas hacia la citada Peña, subiendo por el barranco del Boj hasta alcanzar el Ibón de Piedrafita. ¡ Objetivo conseguido en unos 90 minutos !
Allí mismo, decidimos seguir la ruta programada inicialmente; el camino se empinaba notablemente, serpenteando hacia nuestro siguiente objetivo y salvando un primer desnivel rocoso importante. Llegamos en unos 80 minutos a la base de la canal de Covachirizas que da acceso al collado del mismo nombre y posteriormente a un vertiginoso y estrecho “paso horizontal” a través de una pequeña faja de roca caliza.
Pero no adelantemos acontecimientos; en la misma base de la canal citada (1.974 m de altitud) y mientras observábamos un nutrido grupo de aves rapaces carroñeras del orden Falconiforme (vulgarmente llamadas buitres), dándose un festín a costa de un “desafortunado” ejemplar ovino, debíamos decidir si continuábamos con nuestro plan inicial o bien hacíamos un plan B.
Pues bien, pasados unos minutos, como no había “quórum” y las condiciones climáticas eran cambiantes, se tomó la decisión de dividir el grupo. Cinco osados e intrépidos integrantes decidieron continuar camino hacia Peña Telera y el resto del grupo optamos por hacer un plan B, es decir, bajar de nuevo al ibón de Piedrafita y dirigirnos hacia un arco geotectónico “cercano” para terminar así la ruta de forma circular.
Mientras deshacíamos el camino andado hacia el ibón, observábamos como el día mejoraba por momentos, saliendo de nuevo el sol, lo que nos permitió divisar a los otros cinco compañeros ya en el collado de Covachirizas (2.365 m de altitud), para después perderlos en la distancia otra vez. La gran mayoría de nuestro grupo apostó por ellos, conseguirían hacer cumbre, pero otros menos optimistas apostamos que no llegarían; evidentemente, nos tocó pagar muy gustosamente la apuesta perdida ¡ Asaltaron la Peña Telera !
Por otro lado, nuestro grupo consiguió llegar, no sin esfuerzo, al citado arco tectónico, localizado a 1.854 m de altitud. Qué decir de este monumento natural, una obra maestra de la naturaleza originada por la continua meteorización (erosión) de la roca caliza a lo largo de millones de años y a favor de las múltiples fracturas presentes en estos materiales calcáreos, mediante un proceso de erosión diferencial. Allí mismo, recuperamos fuerzas con las viandas porteadas hasta entonces en nuestras mochilas, hicimos multitud de fotografías y continuamos el camino de bajada hasta el origen de nuestra ruta.
Se sucedían los comentarios sobre la suerte que habrían corrido nuestros cinco compañeros de “cordada”, pero a estas alturas, los que apostamos en su contra ya teníamos claro que íbamos a pagar nuestra “desconfianza”, ya que el día se había quedado soleado e incluso caluroso.
¡ Bravo por ellos ! Nos deleitaron a su llegada con su emocionante travesía y con las fotos de la cumbre alcanzada en Peña Telera, donde habían repuesto fuerzas tranquilamente y disfrutado de unas espectaculares vistas. Para finalizar el magnífico día que habíamos pasado, nos mojamos el gaznate con unos refrigerios o similares, para después de la obligada ducha, cenar en el albergue donde estábamos alojados y donde llegarían justos de tiempo los cinco integrantes de la expedición que habían hecho cumbre.
¡ Día completo y felices por las rutas realizadas, a descansar !
El domingo nos desplazamos temprano hasta la Urbanización de Formigal para realizar la ruta correspondiente, vuelta a la Foratata con subida opcional a la Foratata Occidental (2.343 m de altitud). Esta mole caliza se alza sobre el pueblo de Sallent de Gállego y es visible en el extremo superior del valle de Tena.
El día acompañaba, nublado pero sin lluvia; comenzamos a andar desde el aparcamiento situado en la parte superior de Formigal, para coger la senda marcada como PR, por la que subimos fácilmente disfrutando de las panorámicas y la cantidad de agua que circulaba por todos los barrancos. Llegados al cuello del Forato, giramos bruscamente hacia el SE para continuar subiendo pero ahora por un terreno más rocoso, algo más resbaladizo, donde hay que estar atento adonde pones los pies ya que hay pasos muy estrechos e inclinados en la roca, con un buen balcón debajo.
Una vez que llegamos al portillo situado entre las dos peñas principales, casi todo el grupo decidió subir a la Foratata Occidental; este tramo es de difícil acceso y peligroso, con trepadas constantes en la roca caliza y planos bastante inclinados. Mereció la pena, una vez en cumbre, las vistas son impresionantes, pudiendo divisar entre otros picos tan conocidos como Los Infiernos, Balaitus, Palas, Garmo Negro, etc.
La bajada desde este punto tiene también su dificultad, destrepando lo subido con mucho cuidado y retomando de nuevo la senda, mucho más fácil y marcada, para continuar nuestra ruta circular. Las panorámicas siguen siendo de postal.
Rodeamos en nuestra bajada la Foratata y aparecimos de nuevo en la parte alta de Formigal, con Sallent de Gállego y el embalse de Lanuza a nuestros pies, simplemente espectacular. Finalizamos la aventura por una senda marcada, estrecha y sinuosa, remontando varios collados para llegar de nuevo al punto de partida.
En resumen, de nuevo los Pirineos nos deleitan con unas panorámicas impresionantes y difíciles de olvidar, quedarán grabadas para siempre en nuestras retinas.
¡ Nos vemos en la próxima amigos, un placer compartir montañas con todos vosotros !
Mario Martínez Ortega
Comments are closed.