GRUPO EXCURSIONISTA DE PEÑALARA EN LA ASCENSIÓN AL PICO CABRERUELA.
10 de febrero de 2024.
Mi buen amigo Miguel Angel nos pide que hagamos una breve crónica de esta salida del Grupo Excursionista. Yo no me siento especialmente cómodo transmitiendo mis sentimientos por medio de la expresión escrita, pero la jornada ha sido tan satisfactoria que me voy a atrever a tejer un pequeño relato de la misma.
Días atrás mis amigos me comentan la posibilidad de hacer una salida a Valdemaqueda, no conocía la zona y empecé a informarme consultando mapas y a San Google para recabar datos. En principio me parecía extraño una excursión por esa zona que está jalonada de pequeñas montañas, más bien cerros. Me planteo decir que no salía, pero la amistad tira mucho…
Eran las 9 de la mañana del sábado y allí estamos todos los convocados, 21 peñalaros tras las bajas de última hora, dispuestos a empezar la ruta. Parece que la previsión meteorológica no nos va a acompañar mucho pues pronóstica mucho viento y lluvia al final del día. Con estas condiciones y tras un agradable paseo nos encontramos en el puente Mocha o puente de los Cinco Ojos y plenamente inmersos en un entorno especialmente bonito y amigable.
Empezamos a subir por pista forestal hasta el collado del risco del Gelechal. No es un camino fatigoso ni requiere de un esfuerzo notable, lo que favorece el cruce de agradables y entretenidas conversaciones. Una vez en el Collado descendemos hasta el fondo del valle donde hacemos una breve parada para reponer fuerzas. El paisaje es espectacular, un bosque de encinas, pinos, jaras y romero en flor nos va envolviendo y hace que la ruta se transforme en una sorpresa general.
Repuestos tras el breve descanso, la pista gana desnivel hasta alcanzar la cumbre de nuestro objetivo del día, el pico Cabreruela. La cima nos recibe con un viento fuerte y el principio de una nevada, rápidamente hacemos las obligadas fotografías de cumbre y empezamos el descenso aceleradamente para perder altura y buscar mejores condiciones atmosféricas. De repente hace aparición un sol inesperado y reparador que invita a parar a comer. Estos instantes de relax comida y animada conversación tienen para mi un carácter casi mágico aunque lo tenemos que interrumpir porque empieza a llover. Que día tan espectacular, viento, sol, lluvia, nieve, arco iris… y un paisaje para no olvidar.
Con posterioridad a tomar un chupito del Fairy que siempre aporta nuestro amigo Francisco, el camino invita de nuevo a retomar conversaciones y tras cruzar con alguna dificultad un nuevo arroyo llegamos dl final de la ruta, el pueblo de Valdemaqueda.
La ruta de 830 m de desnivel positivo y 19,5.km nos va a permitir que tomemos, como corresponde, unas birras a cubierto del fresco caudal de viento y que nos sintamos satisfechos por la jornada que hemos culminado.
Mi deseo en la montaña siempre ha sido el de ascender grandes cimas y escalar paredes, ese era mi único objetivo, pero el tiempo me tenía reservado una de las más gratas experiencias. Fue en la salida al Alto Atlas Marroquí durante el pasado mes de junio. Mi experiencia en la práctica de este deporte había sido, hasta ese momento, eminentemente masculina, hasta que transitando por las montañas de Marruecos y de forma casi imperceptible empecé a darme cuenta de que también existe una interesantísima visión femenina de este deporte y me la enseñaron Camino, Arancha, Inés, María, Carmen y otras buenas compañeras. Cuantas cosas sorprendentes descubrí en ese viaje, aunque la combinación de perplejidad y timidez me impidieron un nivel de comunicación apropiado y bien que lo siento. Ahora y gracias a las dos últimas salidas con Excursionistas estoy muy satisfecho de compartir la montaña con todas ellas y la nueva y diferente visión que aportan a la práctica de este deporte.
En ocasiones el afán por ascender cumbres me impedía disfrutar de los entornos que las rodeaban. En estos momentos de mi vida mi visión va cambiando día a día. Ahora mi principal objetivo es convivir con los compañeros/as que en muy poco tiempo se transforman en amigos/as y si además hacemos cumbre que más se puede pedir!
Cuando ya todos regresabais a vuestras casas Miguel Angel y yo, al calor de la chimenea del lugar, continuamos con las cervezas. De noche y camino al coche y cogido de su brazo, le dije a mi amigo ¡Que buen día hemos pasado Miguel Angel!
Un sentimiento que seguro que todos los participantes compartís conmigo.
GRACIAS ARANTXA.
Texto de Pedro Quirós de la Hoz
Fotos de los asistentes a la ruta.
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