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Autor: Miguel Angel Ruiz
GRUPO EXCURSIONISTA EN LA RUTA DE LOS ÁLAMOSD BLANCOS DE LA JAROSA.
GRUPO EXCURSIONISTA DE PEÑALARA EN LA RUTA DE LOS ÁLAMOSD BLANCOS DE LA JAROSA.
25 de enero de 2025.
Con cien bastones por banda, lluvia en popa y a toda marcha.
Parte la tropa Peñalara al mando de Sir Miguel Ángel Bors en cabeza y vigilando la retaguardia Sir Francisco Dagonet.
Animoso el personal pone rumbo a la búsqueda del Santo Grial, que adoptando forma de Álamo Blanco se esconde en las estribaciones de la Sierra de Guadarrama y en profunda espesura.
Partimos presurosos y a la carrera para evitar en lo posible el diluvio que predicen los agoreros, que abducidos por la bruja Morgana, han intentado detenernos.
En nuestro deambular por la sierra, nuestros pasos nos conducen a lugares encantados con especies arbóreas relictas y singulares.
En busca de tan noble trofeo, ya Morgana aparece en el bosque encantado y seduce a nuestro guía, que en la bruma se diluye y por la empinada ladera nos conduce en un zigzag interminable, empinado y de incierto destino.
Más Sir Dagonet en la retaguardia dándose cuenta del embrujo que obnubila a Sir Bors, invoca a Merlín, y el sol despunta y despeja la mente de nuestro afamado guía.
Presuroso cambia el rumbo y hacia el bosque del Álamo Blanco nos conduce, más no será tarea fácil, pues las huestes de la bruja la posición ocupan.
Más a la vista de tan esforzada tropa, en desbandada huyen, y dejan blocaos y trincheras a nuestra disposición.
A los Álamos Blancos llegamos y con eso nos conformamos, pues el Santo Grial aparece pasada la espesura ante nuestra mirada, en forma de pradera soleada y despejada.
Retomada la marcha con la misión cumplida, felices y animosos accedemos a la fortaleza del Merendero de la Jarosa, donde con viandas y bebidas nos reciben en albricias.
Y aquí se acaba la historia de tan magna aventura a la espera de más honra para tan esforzada tropa, que demostrada quedara en la próxima andadura.Texto de Antonio López de Prado.
Fotografías de los asistentes a la ruta.
CRÓNICA DE LA SALIDA A LA PEDRIZA: LAS MILANERAS
GRUPO EXCURSIONISTA DE PEÑALARA EN LA SALIDA A LA PEDRIZA: LAS MILANERAS.
11 de Enero de 2025.
Este es un relato breve de un estupendo día 11 de enero, en el que 27 compañeros disfrutamos de un recorrido pedricero preparado por nuestro amigo Pedro J. Quirós. La propuesta era subir desde Canto Cochino hasta el Collado del Miradero siguiendo el trazado del PRM1 y volviendo desde allí hasta el punto de salida por el PRM2.
Era ésta la tercera vez que Miguel Ángel Ruiz como Vocal del Grupo Excursionista, había confiado a Pedro preparar un paseo colectivo con el que conocer un poco más este roquedal siempre sorprendente que es la Pedriza del Manzanares, donde siempre encuentras novedades, aunque la hayas recorrido muchas veces. Así pues, podemos considerar esta salida como una nueva entrega de la serie de las salidas realizadas el año pasado: “El Laberinto” y “Las Torres”.
Puntuales a la cita, los 27 participantes llegamos a Canto Cochino, donde una fina lluvia nos dio la bienvenida, el suelo húmedo y acolchado con las agujas caídas de pinos y hojas de roble facilitó nuestro camino y requirió nuestra atención porque rocas y raíces estaban resbaladizas.
Un arco iris magnífico se unió al grupo mostrándose casi entero, conversaciones y chascarrillos entre amigos que llevaban tiempo sin coincidir amenizaron el camino hasta llegar al Collado del Cabrón, primera parada, la lluvia cesa. Ligero avituallamiento y cambio en tipo de suelo, las rocas se hacen de mayor tamaño, el camino se empina y se angosta. El grupo numeroso transita tranquilo y una tras otra, va resolviendo las trepadas que se nos van presentando, así hasta la base de “El Pajarito” donde los obstáculos se diversifican y se necesita un poco más de concentración.
Llegamos al Jardín de la Campana, breve parada y continuación hacia Las Milaneras y el Collado de la Romera. Nuevas dificultades que vamos salvando, alguna equipada con grapas de ferrata que agradecemos y más de lo mismo. Llegamos a uno de los hitos de nuestro recorrido.
Mucho viento, a nuestra derecha el Hueco de los Poyos, la Cuerda Larga se adivina frente a nosotros cubierta por una espesa niebla. Iniciamos una zona de media ladera y continuamos acercándonos al Collado del Miradero, ecuador de nuestro objetivo, que alcanzamos tras cinco horas desde nuestra salida. Comida rápida, habituales risas y bromas e incluso algún momento de reflexión y meditación de alguno de los componentes del grupo. Estamos listos para la vuelta. Tomamos el PRM2 y bajamos hacia los Cuatro Caminos, alcanzamos la Autopista y llegamos a nuestro punto de partida con las últimas luces del día y la luna mostrándose redonda por encima de El Yelmo.
Nuestras caras reflejan satisfacción, hemos pasado un gran día, esta noche vamos a dormir a pierna suelta.
Texto de Manuel Nuño.
Fotografías de los asistentes a la ruta.
CRÓNICA DE LA SALIDA A LA SIERRA DE MALAGÓN: ASCENSIÓN AL CERRO DE LA CABEZA.
GRUPO EXCURSIONISTA DE PEÑALARA EN LA SALIDA A LA SIERRA DE MALAGÓN: ASCENSIÓN AL CERRO DE LA CABEZA.
28 de diciembre de 2024.
La última salida del año 2024 de la Vocalía de Excursionismo de Peñalara tuvo lugar el 28 de diciembre. El numero de participantes fue de casi 50. No, no es la típica fake-news del día de los inocentes. Y no, no era martes.
Consistió en un recorrido desde San Lorenzo del Escorial por las cumbres de la sierra de Malagón organizado por Miguel Ángel Ruiz y Juan de Dios Prieto. El lugar de cita era el aparcamiento El Escorial Monte Abantos. Advertidos de la posible escasez de sitio para aparcar, llegamos bien temprano, pero con el frío que hacía parecíamos ser los únicos insensatos en aparecer por allí a aquella hora.
No hay nada mejor para entrar en calor que comenzar la jornada con pendientes del 20%, así que nos pusimos a ello. Pronto llegó el momento de la consabida PPQR (parada para quitarse ropa). Tras un tramo más llevadero por la pista que pasa por el arboreto Luis Ceballos, llegamos al área recreativa Los Llanillos. A partir de aquí, por una empinada subida de algo más de 300 metros de desnivel, alcanzamos la primera cumbre programada para el día: el Cerro de La Cabeza (1679 m). Antes de llegar al pico disfrutamos de unas espectaculares vistas hacia el sur de Las Machotas despuntando sobre la bruma de los valles.
En el cerro tomamos el usual piscolabis de media mañana y brindamos todos juntos con champán que trajo Miguel Ángel.
Recorriendo la cresta de la sierra, descendimos hasta el puerto de San Juan de Malagón, para dirigirnos desde allí a la segunda cumbre prevista: Abantos. Por el camino nos desviamos al mirador mal llamado Cruz de Rubens, según nos instruyó José Ramón, que es vecino del lugar. Parece ser que no es allí donde iba a pintar el artista, sino en otro sitio más abajo. A nosotros sí nos pareció un emplazamiento adecuado para la foto de grupo.
Miguel Ángel y Juan nos debieron de ver muy agotados y nos perdonaron la subida desde allí hasta el pico de Abantos, por lo que emprendimos el descenso a San Lorenzo atravesando el Hayedo Escondido. Hay en este bosque buenos ejemplares de hayas y otros árboles caducifolios como robles y alerces, lo que le convierte en un paraje de extraordinaria belleza en otoño.
Rematamos esta espléndida jornada con una comida en El Escorial, donde nos juntamos 43 comensales (44 con el fantasma). Miguel Ángel repartió unos coloridos regalos entre peñalaros que habían colaborado en las actividades de la Vocalía Excursionista durante el año. Al final de su discurso pidió que le avisáramos si se había olvidado de alguno y todos pensamos: ¡pues claro que te has olvidado de uno! Del tipo que consigue que todo salga siempre bien, que hace que el ambiente sea amigable y divertido y que todos nos sintamos en las salidas como en casa. ¡Tú, Miguel Ángel! ¡¡FELIZ 2025 para ti y para todos los peñalaros!!
Texto de Enrique Melcón.
Fotografías de los asistentes a la ruta.
CRÓNICA DE LA SALIDA AL VALLE DE LA FUENFRÍA: ASCENSIÓN A PEÑA EL ÁGUILA.
GRUPO EXCURSIONISTA DE PEÑALARA EN LA SALIDA AL VALLE DE LA FUENFRÍA: ASCENSIÓN A PEÑA EL ÁGUILA
7 de diciembre de 2024.
Aprovechando el sábado del puente de diciembre, se propone la realización de una de las rutas más conocidas en el valle de la Fuenfría: la ascensión a la Peña el Águila, pero en esta ocasión, partiendo desde la estación del FF.CC. de Cercedilla. Pensamos que de esa manera todos los asistentes pueden acudir utilizando alguna de las diferentes posibilidades que el transporte público nos ofrece para llegar a dicha localidad. La citación es a las 9,30 h y aunque todos hemos sido madrugadores, una buena parte del grupo, que acude en tren, sufre un pequeño retraso que el resto entendemos y aguardamos tomando un café en la cafetería de la estación. Llegado ya el tren retrasado y tras los pertinentes saludos, emprendemos la marcha, muy abrigados pues como han indicado las diferentes previsiones meteorológicas, el día es frio y ventoso.
Somos 19 peñalaros, pues a última hora hemos tenido una baja. Dirige la actividad Emilio Garabatos y con muy buen ánimo emprendemos la marcha que nos llevará, en primer lugar, a realizar un tramo del denominado camino Puricelli. Antes de llega al portillo con paso canadiense encontramos a nuestra izquierda el camino, más bien trinchera, muy deteriorado, por el paso de los años, que en rápida ascensión nos lleva hasta la pradera del antiguo campamento. Es preciso cruzarla para encontrar la pista forestal que nos llevará al segundo campamento abandonado y en él, detrás de la fuente encontramos la senda que nos llevará hasta la pista forestal denominada Calle Alta. Allí hacemos un breve descanso para ponernos ropa de agua. Hace un rato que una fina y discontinua lluvia nos ha venido acompañando y parece que a partir de aquí lo va a hacer de forma más intensa. Además visualizamos una cerrada niebla que parece ocupar ya todo el valle en sus partes más altas. En este momento se decide dividir el grupo en dos: una parte de 15 personas que camina algo más rápido y una segunda parte formada por 4 personas que caminan algo más despacio.
Y seguimos para arriba, atravesando el collado de Cerromalejo continuamos hacía la derecha por el GR que poco a poco nos llevará hasta la cumbre de la Peña el Águila de 2.007 m. El fuerte viento, luego veremos ha sido superior a los 90 km/h y la sensación térmica de -8º nos aconsejan emprender el descenso inmediatamente, así que continuamos el GR para llegar en pocos minutos hasta el collado de Marichiva. No hay descanso, la lluvia y el viento nos aconsejan continuar con el descenso. Poco antes de llegar al denominado camino viejo de Segovia la lluvia nos da una tregua y decidimos hacer una pequeña parada para comer alguna cosita. Cinco minutos e inmediatamente continuamos, no interesa quedarse frio. Por el camino Puricelli y en un desvío descendemos a la casa de la Luz y por la carreta hasta la estación de Cercedilla donde terminamos la actividad.
Llega el momento de la despedida, otra vez cada uno elije su medio de transporte, los que menos prisa tenemos esperamos, tomando una cervecita fresquita, a la segunda parte del grupo que llega tras unos minutos de espera. En resumen, se ha tratado de una ruta circular de aproximadamente 19 km y algo más de 1.100, de desnivel positivo, en unas condiciones meteorológicas algo más que complicadas pero de las que realmente crean afición por nuestra actividad montañera.
Y os extrañareis de que en esta crónica sólo haya una fotografía, verdad? Pues es que en esta ocasión sólo Eliana tuvo la idea de sacar el móvil para hacer esta foto a una salamandra que salió a saludarnos en nuestro descenso. Los demás hemos pensado que mejor otro día, si eso…
Texto de Miguel Angel Ruiz.
Fotografía de Eliana Suarez
CRÓNICA DE LA ACTIVIDAD EN EL PARQUE NATURAL DE LAS SIERRAS DE CAZORLA, SEGURA Y LAS VILLAS.
GRUPO EXCURSIONISTA DE PEÑALARA EN LA SALIDA AL PARQUE NATURAL DE LAS SIERRAS DE CAZORLA, SEGURA Y LAS VILLAS.
9 y 10 de Noviembre de 2024.
Paloma, la actividad de la Sierra de Cazorla del Grupo Excursionista de Peñalara tienes que organizarla varias veces al año para cubrir la demanda, porque es más fácil conseguir una entrada para un concierto de Taylor Swift que una plaza en tu viaje.
Los 26 afortunados que la obtuvimos nos reunimos el viernes 8 de noviembre en Arroyo Frío.
Al día siguiente nos trasladamos a Coto Ríos para la ruta sabatina. Partiendo de las inmediaciones de una piscifactoría caminamos por las orillas del río Aguasmulas, que aquí desemboca en el Guadalquivir, en su embalse del Tranco de Beas.
Rodeados por los colores otoñales de chopos, higueras y cornicabras fuimos ganando altura hasta el puesto de avituallamiento de las cuevas del Tío Ratón. Son éstas unas curiosas cavidades excavadas en la roca caliza donde habitaba ese personaje antaño. El avituallamiento lo hicimos en las higueras y granados que por allí encontramos.
En el punto de mayor altitud del recorrido llegamos al paraje más impresionante de la ruta: una enorme oquedad formando un espectacular balcón sobre el barranco del arroyo de la Graja. Allí, animados por Paloma, guardamos todos un relajante minuto de silencio disfrutando de la serenidad de aquel lugar.
Ya en el camino de vuelta, a la hora de la comida, Paloma nos obsequió con un sabroso aperitivo de embutidos de la zona. Y así, apaciguados nuestros espíritus y estómagos, fuimos completando la excursión de ese día.
La noche ya fue otro cantar. O mejor dicho otro bailar. Parece ser que ya es viral en las redes el video “Peñalaras bailando en la noche cazorleña”
Al día siguiente tocaba el asalto al castillo de Cazorla. Pero antes hubo una interesante visita guiada a la inacabada iglesia de Santa María y la bóveda subterránea por la que discurre el río bajo el templo y la plaza. La guía nos relató la leyenda de la Tragantía, la hija de un rey moro que, tras permanecer escondida en las mazmorras del castillo adquirió cuerpo de serpiente y salía en la noche de San Juan atrayendo a los cristianos con su canto para después devorarlos.
A continuación, por empinadas cuestas, alcanzamos primero el castillo de la Yedra y después el de las Cinco Esquinas. Desde allí disfrutamos de unas hermosas vistas de Cazorla y la interminable extensión de colinas bordadas de olivares. Los otros dos hitos de la ruta mañanera fueron la cascada de la Malena, en esta época del año convertida en jardín vertical, y la calera del mismo nombre, donde antiguamente se obtenía la cal en hornos excavados en la tierra.
Llegados a la población de Cazorla concluimos la jornada, unos regresando ya a sus casas y otros catando el choto con ajos, las croquetas de ciervo y demás exquisiteces de la gastronomía local.
Y ya sólo queda dar las gracias a los organizadores y despedirme hasta la siguiente salida cazorlense… porque el cronista tiene plaza asegurada, ¿no Paloma?
Texto de Enrique Melcón.
Fotos de los asistentes a la ruta.
CRÓNICA ACTIVIDAD EN LA MONTAÑA VASCA. PARQUE NATURAL DE AIZKORRI-ARATZ.
GRUPO EXCURSIONISTA DE PEÑALARA EN LA SALIDA A LA MONTAÑA VASCA, PARQUE NATURAL DE AIZKORRI-ARATZ.
26 y 27 de Octubre de 2024.
Entre los días 26 y 27 de octubre de 2024, veintidós peñalaros realizamos las actividades programadas en el calendario de la Sociedad. La primera jornada, el sábado, partimos de nuestro alojamiento situado junto al Santuario de Aránzazu a las 9 de la mañana pertrechados de ropa de agua y paraguas.
Durante largo rato se camina por una pista que finalmente se va haciendo más estrecha, transcurriendo por un bonito hayedo. Transcurridos alrededor de 4,4 Km y 448 metros de desnivel, llegamos a la Ermita de Urbía y 500 metros más adelante llegamos a la Fonda de Urbía, donde nos resguardamos y tomamos un café.
Debido a la intensa lluvia desde el inicio de la actividad, tuvimos que cancelar la actividad prevista de ascensión al Aizkorri, primero, por la falta de visibilidad (en ningún momento tuvimos a la vista las montañas) y segundo, para evitar caídas en la bajada al ser la parte alta de roca caliza muy pisada y estando mojada y en fuerte pendiente muy proclive a resbalones.
Tomándose la decisión de ir hasta el Túnel de San Adrián también conocido como Paso de Lizarrate, una actividad 7 Km más larga que la inicialmente prevista, con un desnivel similar, pero menos arriesgada.
En el interior del túnel de San Adrián, de 55 metros de longitud y situado a 1.000 metros de altura, se encuentra la ermita de San Adrián, que da nombre al túnel-cueva, utilizada por los pastores para paso de ganado ovino y Camino de Santiago, desde Urbía hasta la cueva hay alrededor de 7 Km, solo de ida, gran parte del camino se realiza por una pista de hormigón y por otro impresionante hayedo.
Estando en el interior de la cueva, tuvimos la suerte de ver pasar un rebaño de más de 350 ovejas, guiadas por cuatro pastores, sin la ayuda de ningún perro, en Oñate existe una escuela de pastores.
Al regreso a la fonda de Urbía, por el mismo camino, y siendo las 15 horas pudimos comer en ese lugar y una vez repuestas fuerzas bajar de nuevo hasta nuestro alojamiento en el Hotel Sindika, la actividad completó 24,4 Km y 987 metros de desnivel, durante todo el día tuvimos la compañía de la lluvia y en algunos momentos de niebla.
Durante toda la noche del sábado no dejó de llover, no obstante, amaneció muy nublado, pero por fin, sin lluvia, cumpliendo con el programa previsto, subir a la cumbre del Aloña o Gorgomendi de 1.238 metros de altura.
Este segundo día de actividad, siete personas decidieron por diversos motivos volverse a casa anticipadamente, alguno por rotura de sus botas y otros porque no se les habían secado de la mojadura del día anterior, acudieron al desayuno en «ropa de calle», así que en este caso comenzamos la actividad 15 peñalaros de los 22 que acudimos el primer día, partimos desde el parking del Santuario de Nuestra Señora de Aránzazu, y por un bonito camino artificial con miradores –que no cumplieron su función por la niebla- y pasarelas de madera que nos condujeron a una pista de cemento para más tarde por una fuerte pendiente de hierba, subir los últimos 300 metros de desnivel, que finalmente nos condujo a la cumbre del Gorgomendi a 1.238 metros de altura.
El descenso lo realizamos inicialmente por una pista de hormigón que en fuerte pendiente y con muchas curvas que nos condujeron a un camino de hierba, teniendo que atravesar una finca privada, no obstante, el camino, tanto del GR, como del PR esta marcado en la puerta de acceso a la finca por la que accedimos y atravesamos, el último tramo, en pendiente, transcurre por una zona de piedra caliza muy resbaladiza por la que descendimos con mucha precaución, enlazando con el camino por el que habíamos subido y que nos conduce de nuevo al aparcamiento del Santuario de Nuestra Señora de Aránzazu, donde concluimos nuestra actividad y cada uno de vuelta a su casa siendo ya las 13:30, la actividad de este segundo día fue la prevista de 11 Km y 540 metros de desnivel.
Finalmente cuando estábamos bajando pudimos ver el precioso valle cuya vista se nos había negado hasta el momento.
Texto de José María Rus.
Fotos de los asistentes a las rutas.
CRÓNICA DE LA ACTIVIDAD EN LA MONTAÑA LEONESA (LEÓN)..
GRUPO EXCURSIONISTA DE PEÑALARA EN LA MONTAÑA LEONESA (LEÓN).
6 y 7 de julio de 2024
Preliminares
Habiéndosele encargado la elaboración del relato del presente viaje, siendo nuevo en estas lides y tendente a la dispersión, siéntese el cronista perdido en su encargo, cual excursionista extraviado en un bosque en mitad de noche de niebla y sin el auxilio de mapa, brújula o GPS.
No tiene claro qué puede aportar demás respecto a lo ya expresado en forma de palabras, abrazos y risas, los cuales bien reflejan que los excursionistas disfrutaron de unos días estupendos en todos los aspectos: belleza de los parajes, organización y grupo humano.
Pero bueno, decidió afrontar el reto y allá que vamos, ya encontraremos el camino si lo hubiera. Y si no, lo haremos al andar como dijo el poeta. Si bien, lo que no se puede garantizar en estos momentos es donde irán a parar estas líneas ni qué azarosos caminos transitarán.
– ¡Aviados estamos! Habrá quien piense, no sin razón. Pero el lector impaciente, puede salirse de la vía normal y acometer la directa, saltando estas páginas y haciendo cumbre en el último párrafo, el cual creemos que resumen la esencia de la experiencia vivida; y al mismo tiempo, le librará de toda la chapa que el cronista está dispuesto a soltar.
Por último y no por reiterado es menos obligado agradecer a Camino y a Eliana su buen hacer tanto en cabeza como en cola del grupo, conduciéndonos de forma amable y eficaz y consiguiendo que llegáramos en tiempo y forma a cada uno de los objetivos propuestos y sin más desgastes ni contratiempos que los habituales en este tipo de actividades.
Y ¿Cómo no? Agradecerle también el trabajo a Miguel Ángel, aunque esto suene a peloteo, algo así como para intentar influir para ser aceptado en la próxima excursión.
Día 0: Aproximación al campo base.
El viernes 5 de julio nos reunimos un número de más de veinte miembros del grupo excursionista del Club, en el albergue de la Fuente del Oso, situado en el pueblo que lleva el curioso nombre de “Aviados”. Allí nos despachamos las primeras cervezas, mientras nuestros futbolistas hacían lo propio con los alemanes. Ya con la satisfacción del deber cumplido y con la alegría de los numerosos reencuentros, pasamos a cenar ensalada de pasta y pollo asado y… bueno, al final vino el vino. Así que bien. Todos contentos y a la habitación, evitemos tentaciones de prolongar la velada, que el verdadero partido se jugaba al día siguiente y si nos descansábamos bien, íbamos a acabar… ¡partidos y aviados!
Día 1: Ruta circular desde Vegacerveda, con subida a peña Moneca: 20 km. aproximadamente y unos 900 m. de desnivel.
Al despertar ayuda el revuelo del vencejo, el avión y la golondrina, así como los animados cantos de jilgueros, gorriones y verdecillos que apostados en los cables de la luz, nos avisan de que el desayuno está listo. Bueno, puede que a algunos se les adelantara al despertar de las aves, el ronquido de algún desaprensivo compañero de habitación. Menos romántico este amanecer, pero en el fondo, quizás menos duro que el del despertador que suena en las madrugadas de labor.
El caso es que con una puntualidad casi alemana (pobres alemanes, no hagamos más leña del árbol caído), a las 07:30 todos desayunando, no nos fuéramos a quedar sin los manjares mañaneros: leche recién ordeñada y zumo recién exprimido. Para mejorarlo, una mano amiga nos aporta productos de proximidad: unas cerezas bien ricas.
Con fluidez se realizó el tránsito en coche hasta el cercano pueblo de Vegacervera, localidad que cae ya dentro de los límites de la Reserva de la Biosfera de los Argüellos, una de las siete reconocidas por la Unesco en el territorio de León y que le convierten en la provincia que más espacios tiene de este tipo en el mundo entero. Así, sin dar tres cuartos al pregonero. ¡Cómo son estos del León! Gentes adustas y trabajadoras que no echan las campanas al vuelo ni siquiera para celebrar tamaños logros.
Somos 27 «Excursionistas» que velozmente nos internamos en la reserva con el propósito de alcanzar en primer lugar, la localidad de Valporquero, para lo cual tomamos un camino que deja a la derecha el río Torío, cuyo caudal llegará igualmente al pueblo, pero más a las bravas, abriéndose paso entre moles calcáreas que forman la garganta de Vegacervera, estrechamiento por el que discurre también la carretera LE-315.
Nuestra ruta avanza por una pista zigzagueante que asciende por un tupido robledal que nos libra del sol de la mañana. Como también le libra al pinzón, al verdecillo, al mosquitero y al carbonero, que nos regalan con sus cantos, si bien éstos pasan inadvertidos para un grupo que camina en animada conversación.
Allí donde el bosque termina nos recibe un paraje de pastos de montaña que los paisanos conocen como Brañas del Rasón, paraje que bordea el macizo kárstico, donde se asienta la Peña Moneca, que con sus 1.576 metros, aparece como el primer objetivo a conquistar. Para ello, hay que abandonar las comodidades del sendero y adentrarnos en un terreno más abrupto.
Nuestra intrépida expedición avanza en fila india, bajo la curiosa mirada de las chovas piquigualdas y la más alejada pero no menos atenta vigilancia de un par de buitres leonados, aves siempre alerta cuando el montañero se encarama por terrenos expuestos, en espera que un mal paso facilite que la ley de la gravedad, siempre al acecho, les sirva en bandeja una merienda finamente deshuesada.
Más no hallarán oportunidad entre los presentes montañeros, ya que éstos avanzan con prudencia, uno tras otro cual serpiente multicolor, zigzagueando prudentemente detrás de la cabeza sabia que constituye nuestra guía, quien encuentra entre la maleza y las rocas, senderos desdibujados pero seguros de transitar.
Cuando la cabeza se para lo hace toda la serpiente; y así vista en perspectiva entre las partes más agrestes de los roquedales, evoca esas bellas imágenes de atasco en el paso Hillary. Y
hasta allí puede que vuelen nuestros sueños montañeros, deseosos de formar parte de ése magnífico embotellamiento al filo de lo impasible, a un pie de la gloria.
Aunque bien pensado, en estos montes se respira mejor (a pesar de las gramíneas de las narices). Y además, en las tabernas del valle lo sirven blanco y tinto, que siempre lo apreciará más el paladar que a la leche de yak, por mucho que esos caldos se empeñen en asemejarse a los que acompañan nuestras cenas en el albergue.
Así, alcanzamos la Peña Moneca tras unas dos horas de esfuerzo, que bueno, no será el Everest, pero dispone de buenas vistas. Y una cima es una cima. Y además no es una, que son dos, así que a la primera, no se desaprovecha oportunidad para desplegar bandera y arrejuntarse para salir todos gloriosos en la foto.
Descendemos de la cumbre en dirección noroeste, apareciendo ante nuestra vista formación rocosa erguida en verticalidad y manera que es maravilla y de cuyo origen y causa no hay acuerdo: hay quien lo atribuye a la acción de azarosos procesos naturales sobre la caliza y quiénes a la acción humana, quizás como monumento a la fertilidad, erigido por lejanos ancestros que quizás habitaron la cueva de Valporquero, a cuya entrada nos dirigimos, tras atravesar el comienzo del hermoso hayedo que se extiende por el noroeste del macizo.
En las inmediaciones de la entrada a la cueva nuestros ojos reciben nueva sorpresa, quedando atónitos ante un hito elevado del surrealismo ibérico: un metálico y resplandeciente monumento a la moto de cuatro ruedas, figura intrigante que parece sacada de la escena final del “Planeta de los simios”: ¿Quiere esto sugerir que aquellos antepasados estaban tecnológicamente más avanzados de lo que suponíamos? Más bien parece sugerir que probablemente nuestra civilización no sea tan avanzada como pretendemos. Al menos culturalmente hablando. Aunque para gustos, los colores.
Tras un picoteo “interruptus”, al menos para los impacientes glotones que ya pretendíamos tirar de bocata, proseguimos en una moderada ascensión camino al pueblo de Valporquero de Torío, disfrutando de las buenas vistas hacia los valles del norte que se nos ofrecen desde un promontorio conocido como la Atalaya. El camino continúa en dirección oeste, para trazar un giro hacia el sur, superar un pequeño collado y descender de forma tendida por una campa cubierta de unos pastos de montaña que pugnan por no ceder al estío, extrayendo el último verdor. Y en un florido canto de cisne, proyectan toda la policromía que les queda: el amarillo intenso de las retamas, el rojo de las amapolas, el granado del ajo de cigüeña, el rosado intenso de la orquídea piramidal y de las campanillas de la dedalera, el morado de la alverja silvestre, el blanco de las margaritas…
Un nutrido rebaño ovino aprecia no tanto los colores como los sabores de estos pastos, bajo la atenta vigilancia de no menos de media docena de imponentes mastines que avisan al caminante de que dejen tranquilo al ganado y no pretendan más tajada que la que hubieran dispuesto en la merendera.
Merendera a la que le llega por fin el ansiado momento de ver la luz: tajada de jamón por aquí, con su pan y tomate, paté, chorizo, aguacates, hortalizas, frutas, mira esos veganos que cosas tan raras llevan… Y para regar el almuerzo… ¿Dónde está el tío de la bota? ¿No ha venido a esta excursión? ¡Vaya!
Pues donde no hay vino, agua fresca, que dijo el poeta.
Y menos mal, porque finalizando el almuerzo, entra una sensación de amodorramiento… cantan escondidos en el suelo la codorniz y el escribano cerillo, mientras los expedicionarios devoran el bocadillo… Definitivamente es momento de echar una cabezadita…
– ¡Ah! ¿Qué no hay siesta?
Descendemos por el valle de Vegacervera sin siesta, pero con la promesa de otros placeres al final del recorrido. Canta la curruca, se asoma al camino la perdiz con sus crías, observándonos con la perplejidad propia de quien ve descender unos cuerpos privados de siesta.
Alcanzamos por el fin el pueblo de Coladilla y seguimos camino al punto de partida cobijados por el mismo robledal que nos dio sombra en la mañana y llegamos sin novedad ni contratiempo al punto de partida.
En Vegacervera hay opción a baño fluvial. Justo al lado del puente, una especie de represa en el río Torío con escalones y todo, nos facilita el acceso. Así que, ¡al agua! ¡Brrrrr!
– ¿Y estos chavales cómo aguantarán tanto tiempo en el río?
El refrigerio prosigue en Coladilla, esta vez lo es para la garganta, primero en forma de helado (el de orujo, sublime) y luego ya, en forma de cerveza acompañada de una tapita charcutera y de un espectáculo de reses sueltas por la calle, en un guiño a San Fermín. Espectáculo bovino que hace revivir recuerdos de amores gallegos tempranos a la compañera Bárbara, que según su ingenioso y desenfadado relato, imbuida de un espíritu garcilasiano, se presentó orgullosa con su vaca para lograr captar la admiración de su amado, si bien no obtuvo precisamente el impacto buscado. ¡Cómo son estos gallegos!
Aún hubiera dado más de sí esta bonita historia y nos hubiera llevado a más risas y quizás a profundas reflexiones, pero urgía visita a la carnicería de Vegacervera, famosa por sus embutidos y otros productos de la tierra:
– Un chorizo picante y otro no picante, mejor uno de chivo y dos de cecina, para desengrasar unas lentejas, las alubias y los garbanzos no tienen mala pinta…
La tendera despachaba eficaz y amablemente e intentaba, al mismo tiempo, atemperar los ánimos de una lugareña que contemplaba con estupor y frustración cómo tenía que esperar a que las hordas foráneas terminaran de llenar el cesto. Y con miedo a tener que volverse a casa de vacío.
– Este pueblo ya no es lo que era, tiene razón la Eulogia, el año que viene, a veranear al Magalú ése, mucho más tranquila una, donde va a parar.
Y ya en el albergue ensalada y cachopo, más vino, más relatos, más risas… ¡Hora de cerrar! Paseo previo antes de ir a dormir para comprobar que las estrellas estaban en su sitio y el suelo también. ¡Vale, como una rosa!
Día 2: Ruta circular desde Aviados con subida a peña Galicia (Canga): unos 12 km con un desnivel aproximado de 650 m.
La mañana amanece despejada, los cuerpos ya no tanto ni tan rosas, la actividad del día anterior pasa factura y los ánimos ya no están para muchas gestas, acaso sobró la última cerve… Pero ello no impide que nuevamente en el horario establecido comencemos nueva excursión, esta vez desde el mismo albergue; por una pista que se abre paso entre unas portillas y asciende hacia el norte, hasta alcanzar los primeros prados de montaña y comenzar un progresivo ascenso hasta la primera cima de la jornada.
Se escucha a la alondra y al escribano, hasta el momento en el que mocerío decide animar al grupo con un buen surtido de cantos regionales:
“Puente de Portugalete, aquí te lo digo a solas,
Que cuando pase mi amante, se paren todas las olas…”
¡Cómo son estos bilbaínos!
“Qué bonito es Candanchú con nieve, que pistas tan bonitas tiene”
“Qué bonito es Candanchú sin nieve, que prados tan bonitos tiene”.
¡Cómo son estos aragoneses!
Y así, llegamos a la cumbre de peña Galicia, que como su nombre indica, está en mitad de las montañas de León, como podría encontrarse en cualquier otra parte, porque estos gallegos tienen cordilleras y valles allí donde quieran o por lo menos, viviera o estuviera de paso alguno de sus célticos antepasados. Así, sus toponimias podemos encontrarlas en muy diversos puntos del continente. Como para no encontrarlas en territorios vecinos. ¡Cómo son estos gallegos!
Sin embargo, a más de algún leonés debió sonarles esta idea como un poco invasiva y decidieron poner a la cumbre el nombre de Canga. Así, a secas, ni de Onís, ni de Narcea ni de ningún otro sitio. Canga. ¡Cómo son estos leoneses!
En lo que sí habrá acuerdo es que es esta una peña de gran belleza, con un llamativo pliegue que los geólogos denominan sinclinal. (Según aparece en la página web de asturnatura, “el sinclinal de Peña Galicia es un pliegue de 12 kilómetros de longitud y dirección NE-SO. Se extiende entre la cabecera del arroyo de Robles, en la cuenca del río Torío, hasta el Alto de las Cuestas, ya en el valle del Porma, donde es cortado por la falla del Porma”).
Realizamos la ascensión a las dos cimas del pico, disfrutando de unas vistas magníficas de diferentes prominencias de la Cordillera Cantábrica como son, según la opinión de quienes mejor conocen aquellos parajes: Valdorria, Cueto Anciano y a mayor distancia las Ubiñas, las Peñas Pintas y todo el sector que va desde Fontañán hasta el puerto de Pajares.
Y en ese momento aparece la guinda ornitológica de la excursión: un alimoche que nos sobrevuela e incluso nos subvuela. Sí, esto del subvuelo no es término aceptado por la RAE; ni lo será probablemente hasta que algún académico decida salir de su despacho de confort y encaramarse a estos parajes, para comprobar que semejante rapaz puede volar por debajo del observador sin perder un ápice de su grandeza y majestuosidad.
Abajo en la pradera, un nuevo grupo de mastines ladran en la lejanía. Y al contrario del efecto unificador que realizan con los rebaños, en nuestro caso, logran que por primera vez el grupo se divida en dos: por una parte, los más valientes que no temen enfrentarse a los canes a pesar de las historias que circulan sobre mastines asesinos de perritos de compañía. Los más cobardes, preferimos el desafío de las crestas a habérnoslas con semejantes monstruos.
Nos reagrupamos en el pueblo de Correcillas, sin más contratiempo que una pequeña caída que lastima la pierna de un compañero. Destaca en el pueblo una fuente de agua fría y una vista del monte de la Polvareda, que aparece también, provisto de un pliegue que realza su majestuosidad. Un camino lleva por el valle abajo hasta el pueblo de Rodillazo, por un recorrido que se adivina muy interesante y desde donde los excursionistas suelen afrontar sus 2.000 metros de altura.
Lo dejaremos para la próxima ocasión, que de rodillazos ya vamos bien servidos. Ponemos rumbo en dirección sur, comenzando con una pequeña subida, para pronto descender por una pista algo deshecha y que nos proporciona nuevos penares para nuestros ya maltrechos cuerpos. Antes de llegar al final, atravesamos una zona donde perduran vestigios de una
antigua explotación minera. Uno de tantos yacimientos de carbón como se explotaron por aquella zona y que explica la presencia del tren de vía estrecha de La Robla, cuyo objeto era transportar el negro mineral hasta los altos hornos vizcaínos. Y que actualmente sigue funcionando casi milagrosamente, en parte por el tesón de sus gentes (¡cómo son estos leoneses!). Y en parte también, por la mirada oportuna que supo ver en el turismo algo más positiva que la paisana de la tienda de Vegacerveda.
Así, sin más contratiempos que los ya referidos, alcanzamos el “campo base sobre” las 14 h. Con los cuerpos exhaustos, pero rebosantes de alegría, fenómeno al que los excursionistas estamos habituados, pero que en ocasiones hacía dudar de nuestro equilibrio mental. Hasta que el avance de las neurociencias no han enseñado que si bien en algunos casos no puede descartarse la hipótesis de cierto desarreglo psíquico, buena parte de estas sensaciones podría explicarse por el hecho de que este tipo de actividades favorece la producción de las denominadas hormonas de la felicidad: endorfina, dopamina, serotonina…
Y para despedirnos, oxitocina que se libera a base de risas, besos y abrazos.
– ¿Quién se queda al aperitivo?
En fin, una vez se llega a la conclusión de un relato, se tiene la sensación de haber hecho cumbre. Y desde la cumbre, se ve más claro el terreno transitado para llegar hasta allí. Y con ésa claridad, el cronista repara entonces en que todo lo aquí contado, bien se hubiera podido resumir en cuatro palabras: ¿Para cuándo la próxima?
Texto de Alejandro Martín.
Fotos de los asistentes a la ruta.
Para subir nota
Enlaces web: https://www.escapadarural.com/blog/las-7-reservas-de-la-biosfera-de-leon/
https://xn--losargellosbiosfera-bbc.es/
https://es.wikipedia.org/wiki/Celta
https://es.wikipedia.org/wiki/Ferrocarril_de_La_Robla
https://trenexpresodelarobla.com/
https://www.cuevadevalporquero.es/
Apps:
Merlin Bird (Reconocimiento de sonidos de aves).
Flora incógnita. (Identificación de flora y árboles).
Skymap: (Para asegurarse que las estrellas están en su sitio).
CRÓNICA DE LA ACTIVIDAD EN LA SENDA NAVIEGA Y MIRADORES DEL NAVIA (ASTURIAS).
GRUPO EXCURSIONISTA DE PEÑALARA EN LA SENDA NAVIEGA Y MIRADORES DEL NAVIA.
8y 9 de junio de 2024.
El pasado 8 y 9 de junio nos dimos cita 19 Peñalaros en tierras asturianas dentro de la Vocalía de Excursionismo, con el fin de realizar una de las Sendas Costeras más importantes del Litoral, la “Senda Naviega”, esta ruta se creó por la iniciativa del Grupo de Montaña “Peña Furada” en 1988.
Senda Naviega
Las previsiones meteorológicas en un principio en la costa Cantábrica eran francamente malas, pero al final la lluvia fue muy débil y nos dejó realizar esta Ruta de una gran belleza, el sendero discurre por toda la línea de Costa con acantilados impresionantes y al estar el día gris, la mar y el paisaje ofrecía una gran dureza y belleza al mismo tiempo. Comenzamos con los chubasqueros a las 8,30 de la mañana el sentido de la ruta es desde Barayo (Reserva Natural) hasta el pueblo de Navia, nosotros decidimos hacerla al revés, salir desde Navia donde estábamos alojados, para acabar en la Reserva Natural de Barayo y ahí coger el Ferrocarril de Vía Estrecha (FEVE), para volver a Navia.
Comenzamos a andar con lluvia débil, ya desde la playa de Navia las vistas de la Mar sobrecogen rompiendo contra los acantilados, el que aquí subscribe piensa en los hombres de mar que decidieron que su vida era la de batirse con la fuerza de la naturaleza, o bien otros que decidieron que su mejor salida era la emigración a otras tierras, las mujeres y hombres del Norte siempre han mirado hacia el mar.
Conforme dejo de llover el día continuo plomizo y gris muy en la línea de “Rosalía de Castro”, después de varias horas de camino llegamos a Puerto de Vega, pueblo costero de extraordinaria belleza y lo primero que nos encontramos es la Ermita de la Atalaya justo en la línea de los acantilados, Ermita dedicada a la Virgen encontrada en el mar , el pulpito es muy original y tiene forma de Proa de Barco con dos anclas , recuerda mucho al pulpito que describe Herman Melville que había en la “Isla de Nantucket “, desde donde salían los balleneros. Puerto de Vega fue un pueblo ballenero posee un museo sobre la caza de la ballena, puerto muy protegido de forma natural frente a los temporales y que constaba de un fortín de defensa costera para repeler los ataques de la piratería inglesa y de la Royal Navy, sobre todo en el siglo XVIII.
Salimos de Puerto de Vega, al principio el camino es más ancho hasta que de nuevo se transforma en Senda por todo el litoral , llega un momento que giramos hacia el interior de una Ría y un paisaje de playa totalmente natural, es la Reserva de Barayo, comemos en una zona de aparcamiento y merendero (El único lugar medio seco para hacerlo), una vez saciado nuestro apetito (Menos mal que paramos más o menos a la hora sino hubiera tenido un botín a bordo, como me dijo Pedro o comemos o te comemos jajaja). Nos adentramos en la reserva de Barayo, aquí nos recibe un bosque de litoral que atraviesa el rio de Barayo, que en algunos momentos parecía la selva de Camboya, vegetación exuberante y pájaros, para finalmente llegar al final de la ruta. Solo nos queda andar 1,5 Km por carretera para llegar al Apeadero de Villapiedre, justo antes de llegar a dicho a Apeadero encontramos una Sidrería y como llegamos una hora antes de pasar el tren, lo dimos todo tomando unas sidras y cervezas algunos y algunas más que otros jajaja. Para finalizar este estupendo día asturiano cogimos la FEVE, tren maravilloso que recorre la cornisa Cantábrica hasta Galicia, que nos depositó en Navia en 20 minutos.
Miradores del Navia
El Segundo día de actividad nos encaminamos a realizar la Ruta “Los Miradores del Navia”, preciosa ruta de interior que recorre diversos pueblos alrededor del Rio Navia, esta ruta nació por iniciativa de la Sociedad de “Amigos de Boal “. Después de un trayecto de unos 40 minutos en coche desde Navia aparcamos en el Área Recreativa de Puente Castriyon, comienzo de nuestra ruta.
Comenzamos subiendo como es normal, por un increíble bosque de Castaños y Carvayos (Roble ) , hasta que llegamos al pueblo de Piñera, después de un trayecto alternando camino y carretera llegamos al abandonado Palacio de Verdin del siglo XVIII, continuamos el camino hasta el pueblo de Doiras para ahí ir descendiendo hacia la Presa de Puente Viesgo, pasando antes por las antiguas escuelas que como dato curioso histórico mantiene todavía en su fachada principal el escudo de la Segunda República, llegamos a la presa de Puente Viesgo , viendo las antiguas viviendas del personal y de los ingenieros de la Presa, las vista son impresionantes , una vez pasada la presa comenzamos la ascensión hasta el pueblo de Silvon , en cuya ermita paramos para el consiguiente “Tentempié Platanero”, proseguimos nuestro camino entre bosque de carvallo y Castaño para finalizar en un tramo corto de carretera de nos devuelve de nuevo a Puente Castriyon.
Una vez finalizamos la ruta prevista nos despedimos todos hasta la próxima, algunos nos fuimos de nuevo a Navia a comer a Sidrería Antolín, nuestro punto de referencia, para retomar todos a Madrid.
Desde aquí doy, las gracias a todos y a todas los participantes auténticos “Indómitos Montañeros” que con su gran ambiente contribuyeron al buen hacer de esta actividad, también doy las gracias a Gemma , que con su labor callada y de inmensa paciencia controlo , busco y gestiono toda la cuestión de alojamientos, comidas y demás tareas ingratas, y por supuesto a Miguel Angel ,Vocal de Excursionismo, que con su labor de servicio hacia los demás hace posible esta vocalía ,desde aquí vuelvo a lanzar una lanza en favor de aquellos voluntarios que dejan su tiempo libre en preparar rutas , llevarlas a cabo de forma altruista; Peñalara no es una agencia de viajes barata es un club de Montañeros que compartimos una ilusión……
Texto de PIRATA MONTAÑERO.
Fotos de los asistentes a la ruta.
CRÓNICA DE LA TRAVESÍA NOCTURNA DE LA CUERDA LARGA (S.DE GUADARRAMA).
GRUPO EXCURSIONISTA DE PEÑALARA EN LA TRAVESÍA NOCTURNA DE LA CUERDA LARGA
24-25 de mayo de 2024.
Muchos de nosotros hemos realizado la clásica travesía de Cuerda Larga en la Sierra de Guadarrama, comenzando en el puerto de Navacerrada y finalizando en el puerto de la Morcuera o, más genuinamente, en la localidad de Miraflores de la Sierra, o bien en sentido inverso. Lo habitual es hacerlo durante el día, por las ventajas que ofrece la contemplación del paisaje y la seguridad de la visión del terreno que se transita. Sin embargo, aunque no es habitual, la travesía también se hace por la noche, especialmente en días con luna llena y en los meses con temperatura benigna. Esta travesía nocturna es como un complemento a la diurna, a la que aporta una visión bien distinta del paisaje, como si fuese el negativo de una foto: si por el día vemos la luz, las formas de la orografía, los colores del terreno y la vegetación, por la noche predominan los contornos, la oscuridad de las zonas deshabitadas y, fundamentalmente, las luces al sur de la ciudad de Madrid y de las localidades del entorno serrano, y las de Segovia y sus pueblos al norte, con las vías de comunicación que los comunican.
Por segundo año consecutivo se ha organizado esta travesía nocturna, que más que una excursión al uso es una actividad de montaña en toda regla, por la exigencia física que supone la distancia y desniveles del recorrido, a lo que se añade la dificultad de transitar por la noche en lugares pedregosos o de bloques, que carecen, en determinados tramos, de senda marcada.
Aunque estaba previsto desplazarnos desde Madrid en autocar contratado al efecto, finalmente utilizamos el tren de cercanías hasta Cercedilla y, desde allí, en taxis que nos esperaban y que nos han subido hasta el puerto de Navacerrada, donde aguardaban algunos participantes que han subido en coche. La tarde empezó con incertidumbre debido al retraso del tren en la salida desde la estación de Atocha-Almudena Grandes, por una avería en la estación del Pozo. El asunto se presentaba inquietante porque los taxis de Cercedilla estaban apalabrados para cogerlos a una hora determinada y no iban a esperar indefinidamente a que llegásemos. Aunque con retraso de casi una hora, afortunadamente, el tren salió y nos fuimos uniendo a él en distintas estaciones del recorrido.
En un puerto de Navacerrada ya deshabitado, nos juntamos diecisiete peñalaros dispuestos a disfrutar de la noche en vela caminando en busca de la luna que nos ayudara a alcanzar nuestro objetivo. Sin embargo, al comienzo, sobre las 22,30h, no había luna sobre el cielo; lo que vimos al subir por el camino que asciende hasta la cuerda de Las Cabrillas son las luces de las farolas y edificios del puerto de Navacerrada, y el crepúsculo final del día, allá por el oeste, con una luz en franca retirada, que había desaparecido antes de llegar al Alto de Guarramillas donde, por detrás de la Bola del Mundo, hicimos una pequeña parada para comer algo, con una primera visión de la noche madrileña poblada de un reguero de luces diminutas que iban de este a oeste con la sola interrupción del pico de la Maliciosa que se interponía delante, pero que no impidió que viéramos salir y elevarse, allá al fondo y más pequeño de lo que nos hubiera gustado, a nuestro satélite, algo amarillo, en un horizonte con algo de velo y canícula. En ese momento hicimos nuestras primeras fotos.
Ya desde el principio, y durante toda la marcha, tuvimos en cabeza, guiándonos, a nuestro consocio Lorenzo, que tuvo el arduo trabajo de adivinar por dónde iba la senda, que frecuentemente desaparecía entre piornos y pedreras, marcando un ritmo ágil que en algunas ocasiones nos pareció alto, pero que necesitábamos llevar si queríamos llegar a tiempo de coger el autobús de Miraflores sobre las 10,15h de la mañana siguiente, tan largo era el camino. A nuestra espada iban Miguel Ángel y Fran, para ayudar y animar a rezagados y que ninguno quedase atrás.
Quien ha realizado la travesía sabe que es un continuo subir para luego bajar y más tarde subir y después bajar, y así sucesivamente atravesando los altos y collados que separan los picos de Guarramillas, Cerro de Valdemartín, Cabeza Menor, Mayor, el terreno ondulado de la Loma del Pandasco hasta Asómate de Hoyos, para bajar por la loma de Bailanderos, que hay que subir, para acto seguido bajar hasta el collado de Najarra, del que parte la senda hacia el puerto de la Morcuera, pero que no seguimos sino que subimos al pico de Najarra, para ya, finalmente, bajar de forma pronunciada e intensa hasta el embalse de Miraflores. Es lo que tiene Cuerda Larga, lo que la hace atractiva, intensa, pesada, larga, exigente…, lo que queramos añadir según nuestras percepciones. Pero lo que nadie nos quita es el hermoso paisaje según mires hacia el norte o hacia el sur, mirando al frente o volviendo la vista atrás hacia el oeste: un paisaje abierto lleno de horizonte y espacio.
Por supuesto, para no morir en el intento, hicimos un par de paradas: una, a la bajada de Cabeza Mayor, en un pequeño berrueco que hay en la Loma del Pandasco, donde cenamos allá sobre las 3 de la madrugada, mientras nos protegíamos de un vientecillo frío del sur, y otra en el alto de Narraja, cuando amanecía, para descansar algo, buscando, para atenuar el frío viento, el tenue sol que apenas calentaba, arrejuntándonos debajo de la cima como si fuéramos una colonia de pingüinos.
Como a veces pasan cosas, pasó que Fran cazó una perdiz. Sí, no es broma, bajando a Bailanderos. Bien es cierto que la perdiz estaba lesionada en una pata. Cuando lo dijo, todavía de noche y con el grupo estirado, algunos creíamos que iba de chota, pero no, cuando el grupo se junto en una de esas paradas técnicas porque el terreno se pone difícil, apareció con la perdiz entre sus manos, haciendo equilibrios entre los bloques que atravesábamos. Qué decir, sino que se estableció un debate sobre si la perdiz debía quedarse o continuar con nosotros. Al final, prevaleció la postura de Fran que, tras hacernos sufrir un poco, la liberó encima de una piedra, tras lo cual el ave se escabullo como pudo, dejándonos la duda de si sobreviviría.
En la bajada a Miraflores desde Najarra (1000m.) pudimos sentir ya el calor del sol y nos fuimos desprendiendo de la ropa que habíamos necesitado arriba, dejando atrás el frío, que habíamos espantado con el intenso ejercicio que llevamos.
Arribamos a Miraflores, y más concretamente al bar que hay junto a la parada del autobús —donde nos tomamos un estupendo desayuno— sobre las 9,30h, tras 26 kilómetros de recorrido y casi 12 horas de actividad.
Para rematar la salida y enlazar con el comienzo, el autobús de línea, que tenía previsto pasar a las 10,15h, no pasó —cosas del buen funcionamiento del servicio— así que tuvimos que esperar una hora más hasta cogerlo a las 11,15h y llegar a Plaza Castilla una hora más tarde, pero con la satisfacción de tener en la mochila una noche vivida.
Texto de Juan Manuel García Blázquez.
Fotos de los asistentes a la ruta.
CRÓNICA ACTIVIDAD RECORRIDO POR LA PEDRIZA, 2ª PARTE. LAS TORRES (S. DE GUADARRAMA).
GRUPO EXCURSIONISTA DE PEÑALARA EN LA SALIDA DEL 2º RECORRIDO POR LA PEDRIZA: LAS TORRES.
18 de Mayo de 2024.
El pasado sábado 18 de mayo el Grupo Excursionista convocó una segunda actividad en La Pedriza para continuar visitando algunos de sus lugares más señalados, por caminos poco transitados y con algunas particularidades en su trazado que hicieran la jornada diferente. El recorrido escogido por Pedro J. Quirós quien organizó la salida, complementaba el realizado a finales de enero, también organizado por Pedro, e incluso compartía la primera parte del recorrido desde Canto Cochino hasta el Collado de La Ventana, pero en esta ocasión una vez en el collado, cambiaba el rumbo para alcanzar las Torres de la Pedriza, seguir por el Collado del Miradero y volver al punto de partida coincidiendo en el último tramo con la “Autopista” tras atravesar los “Cuatro Caminos” . El camino incluía una ascensión con suave trepada a una de las Torres y un par de destrepes y angosturas para poner en práctica el espíritu de equipo del grupo.
Pedro como organizador y Miguel Ángel Ruiz como coordinador del Grupo Excursionista limitaron el número de participantes a un máximo de quince para facilitar las maniobras en los pasos que podrían considerarse como más comprometidos.
La jornada comenzó con algún retraso sobre el horario previsto por que faltaba un inscrito que no se presentó a la cita. La nula cobertura de nuestros móviles en el lugar y la gran afluencia de público el fin de semana, obligó a los organizadores a ser flexibles con el horario para no dejar a nadie fuera de la actividad.
La mañana era fresca y soleada, el ruido del agua y de los pájaros invitaban a caminar con paso ligero los primeros tramos de nuestro camino y el grupo con agilidad fue ganando altura y excepto algún alto para intercambiar anécdotas de nuestras escaladas juveniles en lugares míticos que íbamos divisando por el camino, miradores señalados y poco más llegamos al Collado de la Ventana para hacer parada de 10-15min y seguir nuestro camino en busca de las primeras marcas visibles del PR1 que utilizaríamos como guía el resto de nuestra jornada.
En unos 15 minutos y tras una ligera trepada nos aupamos a un promontorio con vistas privilegiadas al Hueco de San Blas, Embalse de Santillana, Soto del Real y allá al fondo casi al alcance de la mano los edificios cercanos a la Plaza de Castilla. Continuamos sin cambiar de vistas y enseguida encontramos una primera angostura para atravesar unas rocas que cortaban nuestro camino. Coordinando el paso de mochilas y sincronizados como si hubiéramos entrenado este paso salvamos el obstáculo, e incluso alguno buscamos alternativas con trepadas laterales que fuimos solventando sin mucho problema. Sin duda el tamaño de nuestro grupo ayudó a coordinar este paso, Pedro había decidido acertadamente al limitar el número de participantes en la actividad.
Casi de inmediato una nueva trepada de unos 15-20 metros por una brecha para iniciar de inmediato un destrepe que Pedro aseguró con un par de cintas para evitar resbalones inoportunos. Nuevamente coordinación absoluta y participación de todos los integrantes como si hubiéramos practicado el paso de antemano. A partir de este punto, el camino empieza a ser un sube y baja con algo de laberinto que las marcas del PR nos ayudan a descifrar. Nos cruzamos con el Callejón de las Abejas, La Esfinge, El Loro, vistas alternativas a un lado y otro de la línea formada por las Torres amenizan nuestro trayecto, llegamos al Risco del Ventanillo, y seguimos a buen paso a la cara norte de las Torres. Este tramo es un mirador privilegiado de la Cuerda Larga con Peña Lindera y el Collado de Matasanos en primer plano y toda la Cuerda a su espalda.
Nos queda ahora dedicarle poco más de 30 minutos en trepar a la tercera Torre 2029m, subimos ligeros y nos hacemos las fotos de rigor en la cumbre para bajar decididos y alcanzar el Collado del Miradero o Prado Poyo, donde dedicamos una parada más prolongada a comer y reírnos con ganas de historias y anécdotas que se le ocurrían a uno u otro. Coincidimos en este punto con grupos que por el tamaño de sus mochilas debían estar realizando el recorrido Integral, que Pedro y alguno de nosotros hemos pensado incluir alguna vez en el calendario de actividades de nuestro club.
Desde el Collado el Miradero, todo pendiente negativa, coincidiendo en tramos con el Arroyo de los Poyos, hasta Cuatro Caminos, la Pradera del Peluca y toda la Autopista hasta Canto Cochino aún más lleno de excursionistas que en la hora de nuestra salida.
Se puede decir que aquí finalizaba nuestra actividad deportiva y comenzaba la social, tan importante la una como la otra, así que nos dedicamos a ella con la misma intensidad y cariño que habíamos puesto en la que aquí se relata.
Magnífica jornada, muchas gracias, Pedro, cuenta con nosotros para los siguientes recorridos.
Texto de Manuel Nuño..
Fotos de los asistentes a la ruta.